Por joan |

(traducción al castellano gracias a @Cordeliaze )

Estas son preguntas recurrentes en las personas que vienen al mundo de la moneda libre G1. Y también los comerciantes o profesionales a los que queremos convencer para que se unan a la red de personas y empresas que ofrecen sus servicios en moneda libre.

La respuesta técnica sería que no tiene un valor preestablecido, y que su valor dependerá de lo que le den sus usuarios, en una zona/región/comunidad específica. Esto, en la práctica, en una economía dinámica, depende de la ley de la oferta y la demanda, entre otras, como su posible valor como “reserva”/ahorro, inversión, etc. que en el caso de la moneda libre, que está diseñada para tener un 10% de componente de oxidación anual (aproximada), se desaconseja (precisamente por su uso para los intercambios del día a día).

El problema de la g1, o cualquier moneda de adopción voluntaria (no forzada por un gobierno, una normativa) que se introduzca en un momento dado en una comunidad/zona, es que todavía no existe una red dinámica de servicios ofrecidos en esta moneda: esto es precisamente lo que hay que construir. Y la forma en que se resuelve su valor puede ser, entre otros, que los impulsores persuadan a las personas que lo adoptan estableciendo un valor de referencia. Una g1 vale 0,1€, o 1€, o 3€, o 1 café, o 1 menú, o lo que sea…

Esta decisión podría ser poco importante, confiando en que después su valor irá variando hasta encontrar un equilibrio entre oferta (servicios ofrecidos en esa moneda) y demanda (cantidad de moneda efectivamente disponible para el consumo). Pero, en realidad, tiene más implicaciones de las que parece, y por eso, en caso de que los impulsores quieran “orientar” a los nuevos usuarios, deberían entenderlas y tenerlas en cuenta.

Empezaré dando una premisa: el eslabón más valioso de la cadena, porque es el único que da sentido a una economía, y porque es el más difícil de incorporar a una moneda nueva, son los productores, los profesionales, las empresas. Son las que conforman la OFERTA. Sin oferta de productos y servicios una moneda no sirve para nada (exceptuando las que sólo sirven como bienes de inversión, como podría ser el oro o el bitcoin hoy en día).

Entonces, vamos a ver dos escenarios con dos valores distintos de la moneda, y cómo pueden afectar a los proveedores de servicios. Los llamaremos escenario apreciado y escenario depreciado.

Suponiendo que una economía inicialmente poco dinámica y diversificada, que tenderá a una economía más madura en un período dado de tiempo, donde el valor de la moneda Gex (Gejemplo), quedará estabilidad en, pongamos por caso 5 Gex = 1 café.

En un primer escenario APRECIADO, los impulsores dan un valor alto, apreciado, a la moneda, y sugieren a los primeros usuarios que usen una referencia de 1 Gex = 1 café. Entonces tenemos un productor de naranjas que vende 5.000 kg de naranjas por 10.000 Gex (o sea, un poder de compra de 10.000 cafés, porque para el campesino 1 kg de naranjas equivale a 2 cafés). Y este productor, uno de los primeros, acumula/ahorra buena parte de estos Gex porque al principio de estas monedas de lo que menos abunda es de productores profesionales, los que ofrecen un producto que a todo el mundo interesa, pero que él mismo no puede gastar en otros productos frente a la falta inicial de otros proveedores de los productos y servicios que él debe necesitar para sostener su actividad (abono, combustible, mano de obra).

¿Qué le pasará a este productor si después de uno o dos años se estabiliza en 5 Gex = 1 café? Que sus 10.000 Gex sólo tienen un poder de compra de 2000 cafés. Este productor, uno de los que apostó por la nueva moneda en un momento en el que pocos apostaban, ha perdido el 80% del poder de compra que tenía, y que con tanto sacrificio puso en el mercado. La decisión de los impulsores de la moneda, proponiendo un valor inicial tan apreciado (lo que facilitó tener mucha disponibilidad de moneda para dinamizar mercados, actas de difusión, etc.) ha terminado lesionado los intereses de los actores más importantes, los que dan sentido a todo, los productores, los que ofrecen servicio; sobre todo a quienes no lo hacen de manera totalmente anecdótica y marginal, sino a quienes ofrecen un volumen de producto significativo: los productores profesionales, los que tienen más impacto en la economía.

¿Y en el caso inverso? ¿Y si los promotores de la moneda hubieran sugerido para iniciar un valor DEPRECIADO DE 10 Gex = 1 café? Entonces lo que hubiera pasado es que nuestro agricultor habría vendido los 5000 kg de naranjas por 100.000 Gex (o sea un poder de compra de 10.000 cafés, exactamente igual que en el ejemplo anterior). Pero dos años después, cuando el mercado se ha “estabilizado” en un valor de 5Gex = 1 café, nuestro campesino, con sus 100.000Gex puede comprar 20.000 cafés. Ha duplicado su riqueza, la capacidad de compra de su moneda. Sus intereses no se han lesionado, sino todo lo contrario: hemos favorecido a los actores primordiales de nuestro sistema.

¿Qué escenario es preferible?

Obviamente, desde el punto de vista del campesino, de los productores, de quienes ofrecen servicios en un volumen significativo, el segundo. Con el primero, por el contrario, lesionamos a este sector, el más crucial y valioso por la adopción, pero sobre todo por la salud de la nueva moneda. En el primer escenario lo que conseguimos es quemar a los productores, que desaparezcan del sistema y tener una historia demasiadas veces repetida en las monedas locales, de comunidades con mucha moneda disponible en manos de consumidores que no pueden comprar nada demasiado valioso/significativo, y de productores que la acumularon y no saben qué hacer con ellos. Una moneda muerta, que sólo funcionó en los primeros estadios, cuando los pocos productores que entraron todavía no se habían quemado. ;-)

Por este motivo, mi punto de vista es el de sugerir, a las personas, comercios y profesionales, un valor depreciado de la G1, de 10 g1 = 1 café. O sea, que los miembros cocreadores de la moneda tengan una capacidad “modesta” de crear moneda, de 30 cafés al mes. Porque la cocreación, al contrario de cómo mucha gente cree, no tiene como objetivo nada más que permitir que la moneda esté disponible y que su oxidación sea, también, posible, así como evitar el acaparamiento a medio/largo plazo , de la moneda.
Sin embargo, en ningún caso, la creación de moneda nueva (cocreación en el caso de la G1) puede significar una parte significativa de la economía, si la comparamos con las transacciones económicas, que es lo que realmente importa. Entonces, para que se entienda mejor, si en un año creamos un 10% de la moneda existente, podemos por caso 100 cafés, que se incorporan a los 1.000 cafés que ya existían, lo que será un indicador de buena salud del sistema es que haya muchas transacciones con la moneda, que estos 1.100 cafés se utilicen muchas veces (recuerde que un mismo billete se puede usar muchas veces en un año: yo pago al campesino de las naranjas, él al técnico informático, el informático al panadero , etc.). Cuanto más servicios significativos estén a disposición de la comunidad, más recirculará el “mismo” billete, y el importe de las transacciones económicas; la economía basada en el esfuerzo (el esfuerzo es uno de los parámetros que se valora al establecer los precios, junto con la escasez y la necesidad) será una proporción mucho mayor que la moneda cocreada, sin ningún esfuerzo, y que simplemente necesitamos para nivel funcional / utilitario.

Podría hablar, también, de la inconveniencia de la heterogeneidad, en territorios relativamente vecinos, de distintos valores de la moneda, pero esto será en otro artículo. ;-)

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